martes, 11 de octubre de 2011

Ubuntu 11.10 llegara con soporte para x86 y ARM


Según el conteo regresivo puesto por canonical faltan 31 horas para que llegue el gran día donde su distribución de Linux: Oneiric Ocelot, más conocida por su nombre comercial: Ubuntu 11.10; será lanzada oficialmente tanto en sus ediciones para escritorio como para servidores; pero las novedades no se terminan allí, pues también llegará con ediciones para los microprocesadores ARM. Si bien Microsoft anunció su próximo Windows 8 para ARM; al poco tiempo se confirmó que no tiene planes para lanzar una edición para servidor de su afamada línea de sistemas operativos Windows para ARM, y que únicamente estará disponible la edición para consumidores (escritorio, portátiles, tablets, smartphones, etc). Canonical ha visto esto como una gran oportunidad y silenciosamente planificó adelantarse tanto a Microsoft, como a sus rivales en el campo de distribuciones Linux para servidores como Red Hat y Suse preparando sus propias distribuciones para ARM para equipos de escritorio y servidores.Canonical piensa que los servidores son un área donde se espera un gran crecimiento para ARM; área que se encuentra evolucionando hacia el cómputo distribuido, y que se enfrenta a los desafíos que implican el consumo de los equipos y el espacio ocupado; y es justo allí donde los microprocesadores ARM se erigen como el arma para superar dichos desafíos, debido a su reducido tamaño, bajo consumo y su creciente evolución de rendimiento. Los de Canonical están conscientes de que el mercado de los servidores no recibirá a ARM con los brazos abiertos; pero afirman que este tan sólo es el primer paso en la evolución de dicho mercado hacia una mayor potencia y un procesamiento más eficiente, es decir una apuesta a largo plazo, la cual están seguros de ganar. Ubuntu 11.10 usará el kernel Linux 3.0 y su edición para escritorio vendrá con Gnome 3, y estarán disponibles para su descarga el 13 de octubre. FUENTE: Ubuntu 11.10 will support arm processors to take on red hat - The Inquirer

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